jueves, 20 de noviembre de 2014

ACTUALIDAD EN OBRA

Centro Cultural Córdoba


La obra de los arquitectos Cohen, Saal, Nanzer, Castañeda, Salassa y Tissot alberga el Archivo Histórico, un auditorio y un hito urbano: un faro helicoidal en el corazón del Parque Sarmiento.



Hacer de un edificio un paisaje para el acontecimiento público fue la consigna que rigió el proyecto del Centro Cultural Córdoba, Archivo Histórico de la Provincia, Auditorio y Faro del Bicentenario. El conjunto se alza en el Parque Sarmiento y se posiciona como un ícono de vanguardia en la ciudad de Córdoba. Los ganadores del Concurso Provincial de Anteproyectos que se lanzó en 2010 aprovecharon el emplazamiento para articular el proyecto con el MEC, Museo de Arte Contemporáneo Emilio Caraffa y el Museo de Ciencias Naturales de la Provincia, dos instituciones del área conocida como la Media Legua Cultural.


Si bien las bases del concurso vinculante hablaban de un centro de interpretación, el edificio-monumento mutó hacia un programa de centro cultural, de 6.170 metros cuadrados. “Quisimos destacar la memoria topográfica de las barrancas en un sitio que incluyera un archivo histórico y un auditorio para 200 personas sin alterar la esencia del proyecto”, explica el arquitecto Alejandro Cohen, uno de los integrantes del equipo ganador, constituido por tres estudios cordobeses: Juan Salassa, Santiago Tissot, Iván Castañeda; Cristián Nanzer e Inés Saal y Cohen.



Con la intención de mostrar todo el potencial que tiene la provincia en materia de tecnología, calidad educativa y desarrollo industrial, el Faro se alza como un hito referencial que desde sus 102 metros de altura recuerda el propósito festivo del conjunto que celebra el Bicentenario “Se buscó una propuesta de monumento contemporáneo y a la vez perdurable como un signo de esta época y sus nuevas demandas de claridad, sustentabilidad, capacidad comunicativa y economía de recursos”, definen los proyectistas, que delinearon tres elementos básicos: Edificio escalinata (Pabellón), Faro (ícono de perspectiva lejana) y Rambla (con sus bifurcaciones y red de senderos). El nuevo paisaje se incorpora al cotidiano, invita a la reunión pública y promueve el encuentro. “Más que una idea tradicional del monumento narrativo-alegórico se propone como un paisaje del encuentro”, aclaran los autores.

Rampa accesible



Las múltiples posibilidades de abordar el conjunto están atravesadas por un dato concreto de la realidad: el terreno presenta un desnivel de 6,50 m entre el acceso desde la calle Poeta Lugones y el nivel de la cota más alta del parque. Esta situación topográfica permitió concebir una placa de hormigón ondulado de 70 metros por 70 metros, que promueve la apropiación colectiva del lugar e impulsa el encuentro entre la ciudad y su parque más antiguo, de principios del siglo XX, diseñado por Carlos Thays. El techo se comunica con la Rambla, cuyo trazado hecho de encuentros y bifurcaciones, abarca todo el área y vincula la Plaza España (frente al Museo Caraffa), con el Museo de Ciencias Naturales, en el otro extremo del parque.


La ola de concreto admite múltiples abordajes. Trepar, caminar y al llegar a la cima, observar la ciudad desde lo alto. Una oportunidad para ver desde arriba las hamacas voladores del Super Park, un tradicional parque de diversiones que sigue en pie desde 1968.

La plataforma ratifica aún más su carácter lúdico. Funciona como un conector que, despojado de equipamiento urbano, puede transformarse también en explanada para distintos espectáculos al aire libre. Al momento de fallar, el jurado del concurso, que fue convocado por el Gobierno Provincial, destacó que el edificio “juega un doble rol, de plaza pública escalonada en su cara superior, y de contenedor de muestras en su nivel inferior. Se inscribe en la tradición arquitectónica argentina de partido fuerte y contundente, dando respuesta adecuada a las demandas y reforzando su condición simbólica”. El eje del proyecto es el edificio del Pabellón, una construcción que soporta a la cubierta que sobrevuela el conjunto. Al despegarse, permite el ingreso de luz por los laterales del corte en el terreno, donde se generan patios soterrados que sirven de áreas de expansión, servicios y estacionamientos. Estos patios se materializan con muros escalonados de gaviones que contienen en talud los empujes de la tierra socavada. Se encuentran presentes en tres perímetros del proyecto y aportan iluminación natural. En cuanto al planteo estructural, se completa con líneas perimetrales de columnas inclinadas en forma de V que trabajan como planos resistentes tanto para cargas gravitatorias, como para esfuerzos sísmicos horizontales.

Acorde a su implantación, el Pabellón cuenta con dos accesos: uno “desde la ciudad” (Av. Lugones) por donde se ingresa a la planta libre destinada a exposiciones; y otro, desde el parque, donde se encuentra el bar, protegido por la cubierta.

Toda la planta se organiza en módulos estructurales de 9 x 9 m, lo que otorga la necesaria flexibilidad para la convivencia de los dos programas que el edificio aloja: el Archivo Histórico y el Centro Cultural Córdoba.

Plataforma de acontecimientos





Con un concepto activo y dinámico, el archivo fue diseñado específicamente para cumplir esa función. En este sentido, cuenta con un acondicionamiento particular en la zona de depósitos y libros. “Está pensado como una caja de hormigón que se despega del piso y el techo, a modo de sarcófagos”, explican los proyectistas, que dispusieron un prisma de hormigón de 9 metros de ancho x 41 de largo x 6,45m de alto que, a la manera de un cofre, se eleva 2.60 m del nivel del acceso y también en su nivel superior queda protegido por la cubierta ondulante de la plaza que lo cubre sin tocarlo. El aislamiento de los archivos extrema los recaudos para su preservación.

El proyecto se sintetiza en un dispositivo topográfico que promueve el espacio público para el encuentro y el acontecimiento social masivo. Como en una caverna, en su espacio interior residen los programas institucionales demandados por la Provincia.

De esta manera se buscó evitar la competencia con los dos edificios colindantes, el Museo Caraffa (GGMPU Arquitectos + Mzarch) y el Museo de Ciencias Naturales. “Apuntamos a provocar un sistema de espacios urbanos conectivos que sirven de antesala peatonal del Parque Sarmiento. El faro emerge como único ícono del conjunto”, afirman los autores. El nuevo Centro Cultural se integra al paisaje, recupera la memoria topográfica e invita a disfrutarlo.

Centro Cultural Córdoba


Ubicación: Parque Sarmiento, ciudad de Córdoba. Proyecto integral de arquitectura y paisaje: Arqs. Alejandro Cohen, Inés Elena Saal; Cristián Nanzer, Iván Castañeda, Juan Salassa y Santiago Tissot. Asesoramiento en diseño estructural: Arqs. Rosendo Dantas y María E. Ruata. Asesoramiento en paisaje: Arquitecta Virginia Piñero. Asesoramiento acústico y luminotécnico: Arquitecto Carlos Zoppi y CIAL. Colaboradora en desarrollo de proyecto: Arquitecta Verónica Niedfeld. Empresa constructora: AMG - REGAM. Representante técnico: Arq. Daniel Gerard. Encargados de obra: Arqs. Sebastián Rollino, Facundo Cazorla y Juan Ignacio Raimondi. Cálculo de estructuras: Ing. Carlos Larsson. Paisajismo: Arqs. Ana Sala y Fabia Yazbek. Director de arquitectura: Arq. Andrés Caparroz. Comitente: Gobierno de la Provincia de Córdoba. Superficie intervenida: 15.000 m2. Superficie cubierta Centro Cultural Córdoba: 6.170 m2. Monto de obra: $41.000.000. Estado: terminada, octubre 2014.








Fuente: Clarin Arq

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