Consejos para trabajar la madera en la construcción
Cuáles son los hongos e insectos que atacan al material y disminuyen su capacidad portante. Cómo prolongar su vida útil.
SISTEMAS. En los techos, usar siempre un material impermeable bajo cubierta.
Es muy variable la capacidad de las maderas para resistir el ataque
de los hongos, la humedad, los insectos y el fuego. Su naturaleza
compromete su durabilidad. Por eso, la industria ha generado medios para
preservarlas en forma artificial.
Uno de los problemas
característicos de algunas maderas es la presencia de nudos, que
desmejoran la calidad de la pieza en su aspecto estético y estructural.
Cada nudo muerto es más oscuro y de fácil desprendimiento. Además, se
convierte en un punto débil por una resistencia disminuida con respecto a
la madera que lo originó. Los nudos no revisten importancia cuando se
trata de piezas largas sometidas a compresión.
Como material de
origen orgánico, la madera sufre ataques biológicos por parte de hongos e
insectos como la carcoma, la polilla, la termita o el teredo, que se
alimentan de la celulosa o la lignina.
Los hongos son
transportados en forma de esporas por el viento o las aves y, si bien se
alimentan principalmente de los almidones, lignina y celulosa, no
atacan los canales que estructuran el tronco. Por lo tanto, no la
debilitan estructuralmente.
El desarrollo de los hongos es
posible si tienen una humedad constante superior al 30%, oxígeno, un
medio ácido y una temperatura óptima de 10° C a 17°C. Los síntomas que
presenta la madera son espumas en forma de algodón color blancuzco o
gris claro.
Si bien los hongos requieren elevados contenidos de
humedad, resisten en estado latente en periodos de sequía. Se
desarrollan preferentemente en elementos situados en el exterior y en la
madera insuficientemente desecada.
•
Mohos y hongos cromógenos.
Los seres bióticos solamente afectan a la tonalidad de la madera, no a
su resistencia. Necesitan un alto contenido en humedad, fructificando en
pequeños cuerpos en forma de botella que perfora incluso la capa de
pintura.
•
Hongo doméstico (Merulius lacrimans).
Se desarrolla en masas blancuzcas algonodosas con exudaciones que caen
en gotas. También pueden tener color grisáceo. Necesitan una alta
humedad. Para prevenir, se necesita una ventilación adecuada.
•
Pudrición verde, azul (Ceratostomella).
Ataca a las células de reserva, pero no afecta a tejidos leñosos ni a
su resistencia. Sin problemas en construcción, pero los hongos no van
solos.
•
Madera pasmada.
Madera que ha sufrido pudrición por una especie heterogénea de hongos
con velocidad variable. Con bastante colorido, con líneas o vetas de
color oscuro que son los limites entre las clases de hongos. Las
pudriciones corresponden al estado residual de las fibras de la madera,
después de haber sido consumidos por determinados hongos.
•
Pudrición parda (Polyporus sulphureus).
Es parda, prismática y seca. Ataca a la celulosa dejando residuos de
lignina. Cuando la madera ha perdido en 10 – 20% de su peso, pierde el
90 – 95% de su resistencia mecánica (se vuelve como el corcho),
alcanzando una fragilidad tal que rompe fácilmente en formas
paralepípedas, incluso se transforma en polvo al ser presionada con los
dedos.
•
Pudrición blanca (Polyporus borealis).
Ataca a la lignina y se decapa la madera. Necesita un contenido de
humedad muy elevado (30 – 60 %) por lo que aparecen en maderas próximas
al suelo, empotradas, en sótanos o bajo cubierta no ventilada. La madera
pierde totalmente su resistencia.
•
Coniophora cerebella.
De color pardo. Ataca en ambientes húmedos a la madera
insuficientemente desecada. Su estructura algodonosa tiene forma de
láminas bien diferenciadas de color rojizo que degeneran en colores
negruzcos.
Factores a tener en cuenta para prevenir el deterioro por ataque de hongos:
• Nunca utilizar madera verde, es decir, sin el proceso de secado correspondiente, o con más de 20% de humedad.
• Elegir las especies de madera que sean menos susceptibles de ser atacadas.
•
Evitar, mediante el diseño, que la madera tenga las condiciones que el
hongo necesita para desarrollarse. Como regla general, se deben evitar
detalles en los que el agua quede instalada por un largo tiempo en la
madera. Si quedara expuesta a la lluvia, se deberá procurar que el agua
escurra. Algunos factores a tener en cuenta en el diseño:
• Utilizar cubiertas de buena calidad.
• Cuidar que las cubiertas estén bien colocadas y evitar roturas que produzcan goteras.
• Utilizar siempre un impermeable adecuado bajo cubierta y bien colocado, especialmente en las uniones con la mampostería.
• Evitar tuberías o canaletas con pérdidas que generen goteras.
•
Evitar en lo posible el amurado directo de la madera en la mampostería
mediante el uso de elementos de transición como hierro o proteger la
zona de la madera amurada con un producto impermeable.
• Cuidar la buena ejecución de las uniones laterales de techo con la mampostería.
• Evitar que las columnas queden directamente empotradas en el piso.
• Es fundamental el diseño de ambientes bien ventilados.
Si
el hongo no es eliminado, termina pudriendo a las fibras luego de un
largo período de permanencia. La putrefacción provoca la pérdida de
celulosa y aumenta, como resabio, la presencia de la lignina. Así, la
madera pierde casi toda su capacidad resistente de tal modo que, ante la
menor presión, se deshace en formas de prismas.
Cuando se ataca
a la lignina, la madera se transforma en una especie de hojaldre. Esto
ocurre en sitios con humedad alta (superiores y constantes al 30%) como
en subsuelos, pilotes, pisos o entablonados de techo sin ventilación.
Este ataque también debilita totalmente la resistencia de la madera.
Uno
de los mejores métodos de prevención es la impregnación, con vacío e
inyección, de sales de cromo, cobre y arsénico para estabilizar la
estructura de la madera y mejorar sus defensas ante el ataque de
insectos, hongos o la intemperie.
Resistencia natural
La
capacidad de resistir agentes bióticos, en especial los hongos, se
denomina “durabilidad o resistencia natural”. En el caso de aplicarle a
la madera productos preservantes, esta capacidad se denomina
“durabilidad adquirida”.
En las especies de alta resistencia
natural, el duramen es muy rico en sustancias fenólicas, tánicas o de
otro tipo que no permiten el ataque de hongos, actuando como verdaderos
preservantes naturales.
En general, la albura va a ser siempre
más susceptible que el duramen, pues contiene sustancias ricas en
hidratos de carbono que sirven de alimento a los hongos y otras especies
vivas.
Consideraciones a tener en cuenta al proyectar y construir:
•
Deck:
Evitar que las perforaciones de clavos o tornillos permitan el ingreso
de humedad. No apoyar la madera directamente sobre la tierra.
•
Vigas: Evitar la exposición a la intemperie de los extremos (testas).
•
Columnas:
No deben ser enterradas. Tampoco se deben colocar sobre elementos que
actúen como recipientes y mantengan el agua estacionada durante un largo
tiempo luego de una lluvia.
•
Pérgolas: La superposición de maderas en una pérgola permite que quede el agua estancada en las uniones.
•
Cenefa: Una cubierta defectuosa y un impermeable mal colocado (sin desagote en la cenefa) genera una zona de mucho riesgo.
•
Encastre: Una unión tipo caja y espiga ubicada en la parte inferior de una baranda genera un alojamiento de agua.
•
Amurado: La madera sin protección amurada en la mampostería es motivo de alto riesgo.
•
Vigas laminadas: Aquellas vigas que no hayan sido fabricadas especialmente para exteriores, no deben quedar expuestas a la intemperie.
Madera preservada
Para evitar la agresión de la intemperie, el moho, los hongos y los insectos, se pueden tomar algunos recaudos:
• Garantizar un manejo forestal sustentable, tanto en la explotación de los montes naturales como en los de implantación.
• Hacer un correcto maquinado de la materia prima para evitar defectos en la escuadría de las piezas.
•
Realizar un secado controlado para obtener la estabilidad dimensional
de las piezas elaboradas y evitar las deformaciones y rajaduras. Además,
hay que eliminar el ataque de hongos y aumentar el valor de las
propiedades mecánicas.
• Impregnar su masa con preservantes con
sales especificados por la norma IRAM 9515. Los preservadores que van
sobre la superficie son menos eficaces.
Sin embargo, aunque la
madera esté protegida de la intemperie, sus componentes constitutivos
sufren los efectos de la variación de la humedad y el ataque de insectos
por su ubicación en una construcción. Esto acarrea consecuencias
diversas, según el tipo de madera y el proceso de industrialización.
Por
su carácter orgánico, la madera necesita de controles especiales
durante su procesamiento. La certificación de su industrialización
contribuye a eliminar las causas de patologías que se presentan.
Junto
con las normas ISO, existe la certificación del Forest Stewardship
Council (FSC), que fija los principios para un buen manejo de este
recurso natural y revisa toda la cadena productiva desde el bosque hasta
el producto final.
El FSC es una organización internacional no
gubernamental, cuya meta es promover un manejo ambiental responsable y
económicamente viable en los bosques del planeta. Todos los productos
que cumplan con los requerimientos del FSC pueden obtener esta
certificación internacional, que determina que los bosques
inspeccionados son manejados de acuerdo a un conjunto de estándares
convenidos. Con esta certificación de los bosques nativos o implantados y
de los procesos de industrialización en la cadena de custodia, se
accede a los mercados internacionales de exportación que así lo exigen,
asegurando un proceso de explotación sustentable y una acorde calidad
del producto final.
Fuente: http://www.clarin.com/arq