miércoles, 19 de junio de 2013

ARQUITECTURA

El nuevo Planetario de Montreal



En lo alto, dos telescopios de aluminio para ver las estrellas en una ciudad sin sol. Esta fue la imagen en la que el estudio canadiense Cardín Ramírez Julien, se inspiró para proyectar el nuevo Planetario Río Tinto Alcan, en Montreal, Canadá.

Ubicado en el Parque Olímpico, entre el Estadio y el Biodomo, el diseño se destaca por los dos conos platinados que apuntan hacia el cielo. Ganadores del concurso internacional que se abrió en 2009, el estudio integrado por Pierre Cardin, Oscar Ramírez y Jean-Francoise Julien, modificó el enfoque inicial que tendía a una perspectiva futurista, por otra: Vincular a los visitantes con el cielo.

“Para la mayoría de nosotros, nuestro primer encuentro consciente con el cielo fue fuera de un centro urbano, en el corazón de la naturaleza. Por esta razón, el proyecto propicia un contacto privilegiado con la naturaleza a través de vistas del cielo", dice Ramírez.

Así, los conos representan dos mega-telescopios que albergan los dos teatros del corazón del Planetario: Un auditorio tradicional, y otro más desestructurado, con almohadones y pantallas que ocupan las paredes semicirculares. Para fusionar la experiencia de la astronomía con la de la naturaleza, se prestó especial atención a la “naturalización” de los entornos interno y externo: El acceso principal se abre a una pasarela que extiende el patio, un pequeño bosque entendido como "refugio natural". La idea de que los visitantes se apropien del edificio cose todo el proyecto, ya que los espacios al aire libre están integrados y pensados para disfrutar el verde más allá de la visita al planetario. En este sentido, las rampas de acceso se funden con los tramos de hormigón existente , creando una nueva topografía que aporta fluidez en la circulación: Los visitantes pueden caminar por la cubierta verde. Además, la decisión material de utilizar la madera aporta calidez a la estructura.

Con tres niveles, el edificio contiene espacios para exposiciones, teatros y oficinas administrativas, ubicadas en el último nivel.



Para optimizar las ventilaciones, el estudio proyectó un sistema que definen como el "efecto chimenea". "En vez de recurrir al oxígeno artificial, ubicamos ventanas en puntos estratégicos que generan la entrada del aire. El vapor, en tanto, sube y sale por los conductos hacia el exterior", explica Ramírez.

El edificio cuenta con la certificación Platinum Leed, en tanto reduce el consumo energético, reutiliza el agua de lluvia y optimiza la luz natural. Además, la construcción insumió un 75% de materiales de la estructura existente y el 95% de la madera utilizada cuenta con la certificación FSC (Forest Stewardship Council).

Fuente: Clarin ARQ

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