The Iceberg, un complejo de viviendas en Dinamarca
En la ciudad de Aarhus, esta obra de formas atípicas de los estudios JDS, CEBRA, SeARCH y el urbanista Louis Pailliard maximiza el aprovechamiento de la luz solar y las vistas al mar.
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THE ICEBERG. Los proyectistas se basaron en las formas dentadas de los grandes bloques de hielo (todas las fotos de Mikkel Frost).
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Algunas veces, no seguir del todo las reglas pueda dar resultados superadores. Claro que para eso se necesita un diseño creativo y una cuota de audacia. Con esa fórmula, el equipo conformado por los estudios JDS, CEBRA, SeARCH y el urbanista Louis Pailliard ganó el concurso para urbanizar parte de una zona degradada del puerto de Aarhus, la segunda ciudad de Dinamarca, a pesar de no respetar las alturas y densidades pedidas en el programa.
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El aluminio blanco y las ventanas remedan a los grandes transatlánticos.
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El complejo de viviendas, bautizado The Iceberg por su concepción estética que imita los picos y valles que se forman en los grandes bloques de hielo, sorprende por su fuerza icónica singular. Pero también por la manera en que resuelve la circulación de aire, el asoleamiento y las visuales en sus más de 200 departamentos.
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Uno de los objetivos del proyecto es balancear la vida en interiores con la vida ala aire libre.
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Como viene sucediendo desde hace décadas en muchas ciudades europeas y también latinoamericanas (Puerto Madero en Buenos Aires, Porto Maravilha en Río, el puerto de Lyon, en Francia, o el Silodam de MVRDV en Amsterdam), los viejos puertos en desuso dan lugar a nuevos desarrollos, con piezas arquitectónicas que pasan a integrar el paisaje urbano. En el caso de la ciudad de Aarhus se trata de una terminal de contenedores fuera de uso, que las autoridades decidieron destinar al nuevo barrio “De Bynære Havnearealer” (ciudad cerca del puerto) con multiplicidad de actividades culturales, oficinas y tipos heterogéneos de viviendas para que resulte “socialmente sostenible”.
The Iceberg es uno de los primeros proyectos en terminarse en la zona, donde se espera albergar a 7 mil habitantes y generar unos 12 mil puestos de trabajo. La superficie del área, que todavía luce un tanto inhóspita a pesar de su magnífico cielo azul, es de 800 mil metros cuadrados, lo que la convierte en uno de los desarrollos portuarios urbanos más extensos de Europa. El nuevo complejo se ubica dentro de los parámetros para el crecimiento integral de la ciudad, aunque tuvo que negociar alturas, densidades y restricciones de uso.
Además de sus problemas con las normas urbanísticas, el proyecto The Iceberg estuvo a punto de hundirse durante la crisis de 2008, cuando quedó en suspenso por un año y medio. El salvavidas fue la candidatura de Aarhus como Capital Europea de la Cultura 2017 (recientemente ganada por la ciudad), que posibilitó nuevas inyecciones de fondos por parte del Estado y los inversores.
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El nuevo barrio está en una terminal de contenedores en desuso. Este complejo es uno de los primeros proyectos terminados.
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Ahora las autoridades están más que felices con el proyecto, que fue galardonado este año con el premio al mejor desarrollo residencial en la MIPIM (la feria de Real Estate más grande del mundo) en Cannes y como mejor complejo residencial de mediana altura en los premios Architizer A + Awards, que se otorgan en Nueva York y quieren convertirse en los “Grammy de la arquitectura”. En el plano local, para el alcalde Nicolai Wammen, The Iceberg viene a completar un “ puerto frontal fantástico en Aarhus, con edificios arquitectónicos únicos” y confirma que los deseos para el área “van más allá de una fachada sin vida y sin propósito”.
El proyecto también fue celebrado en ámbitos académicos del país nórdico. En palabras de Kent Martinussen, director de CAD (Centro de Arquitectura Danés), “con el Iceberg tenemos cualidades únicas de vivienda, así como una expresión arquitectónica de la ciudad de la más alta calidad.” Para el diseño del Iceberg, los proyectistas partieron de la extraordinaria ubicación del sitio, con espectaculares vistas sobre la bahía de Aarhus: la primera premisa, en apariencia simple, fue sacar el máximo rédito de las vistas y la luz solar. Entonces, en lugar de seguir el master plan que indicaba bloques tradicionales de viviendas, el equipo de Julien De Smedt (fundador de JDS), dispuso los edificios en cuatro alas con forma de “L”, con calles interiores que terminan en la costa. Y optó por volúmenes de formas dentadas, similares a las de las cabañas alpinas, con “picos” y “valles” que remedan los icebergs flotantes y enmarcan el mar y el cielo en vistas que cambian constantemente cuando se camina entre ellos. Estas formas radicalmente triangulares hacen que aun los residentes de las alas posteriores tengan vistas al mar.
“Cuando nos sentamos a planificar el diseño –cuenta De Smedt– recordamos un barrio junto al mar en Barcelona, muy denso, con bloques angostos de viviendas y calles también muy angostas. Esa densidad del paisaje urbano creaba un modo de vida vibrante y bien balanceado entre interior y exterior.” Sin embargo, los arquitectos notaron que lo abigarrado del tejido provocaba que las calles fueran oscuras y las visuales al mar, escasas y pobres. “Buscamos desafiar esta tipología permitiendo que la vivacidad del paisaje urbano se metiera de lleno en la arquitectura”, resume.
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Una vista aérea da cuenta de las geometrías vertiginosas de los edificios.
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La división de cada edificio en “picos” y “valles” sirvió también para determinar, en cada caso, si convenía tener más departamentos a nivel de la calle, orientados hacia el puerto, o, por el contrario, puntas más elevadas que sumaran carácter icónico al conjunto. Así, la variedad de formatos que habilita el diseño de The Iceberg incluye departamentos en dúplex “tipo casa”, unidades monoambiente y exclusivos pent houses en los “picos”, con superficies de entre 55 y 227 metros cuadrados y variedad de residencias con diferentes balcones, formas y orientaciones. La “sostenibilidad social” exigida por las autoridades de la ciudad está asegurada no sólo por las distintas tipologías de vivienda, sino también porque un tercio de los departamentos fueron destinados a “alquileres accesibles”, en un modelo de integración que debería ser imitado en otros países, el nuestro incluido.
Una asociación exitosa
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Imagen nocturna de los edificios.
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El audaz diseño de The Iceberg se apoya en cuatro patas: el estudio del belga encabezado por Julien De Smedt, la firma CEBRA (con base en Aarhus), el estudio holandés SeARCH y el urbanista francés Louis Paillard. Una suerte de seleccionado europeo. De Smedt viene del semillero de OMA, donde trabajó junto a Rem Koolhaas y conoció al danés Bjarke Ingels, su socio en PLOT, un estudio que llegó a ganar el León de Oro en Venecia. Hoy Ingels está al frente de BIG.
En 2007 De Smedt fundó JDS Architects, que actualmente tiene oficinas en Copenhague, Bruselas, Shangai y Belo Horizonte y proyectos en buena parte del mundo.
CEBRA, con oficinas en la misma ciudad donde se levanta The Iceberg, fue fundado en 2001 por Mikkel Frost, Carsten Primdahl y Kolja Nielsen y trabaja fundamentalmente en Dinamarca, donde ha realizado proyectos de envergadura, como un estadio, aunque en los últimos años ha empezado a hacer proyectos en el exterior.
Con poco más de una década de vida, el estudio SeARCH, con base en Amsterdam, es un estudio exitoso que se dedica tanto a la arquitectura como al urbanismo y al paisajismo.
Por su parte, Louis Paillard, arquitecto y urbanista francés, se dedica fundamentalmente a proyecta conjuntos de vivienda en Francia, algunos países europeos y también en Canadá. Representantes de los cuatro estudios volvieron a reunirse para recibir los galardones con los que fue destacado The Iceberg, el premio MIPIM 2013, en Cannes y el premio Architizer + A, en Nueva York.
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Esquema de circulación del aire entre los edificios.
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Esquema de circulación por las calles internas.
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Fuente: Clarin ARQ