Al rescate del puerto de San Isidro
Un convenio entre el municipio y la Provincia permitiría rescatar un paisaje único del río, el cual se desarrolla a lo del hilo conductor que es la Avenida Libertador.
¿Fueron alguna vez al puerto de San Isidro? Parece mentira que un lugar con semejante potencial paisajístico esté prácticamente abandonado, desconocido por la gran mayoría y utilizado por unos pocos. Yendo por la avenida del Libertador, a la altura de la catedral de San Isidro, ahí abajo, después del Tren de la Costa, está el puerto. La buena noticia es que a fines de mayo el Concejo Deliberante de San Isidro aprobó un convenio de colaboración entre el Municipio y la Provincia de Buenos Aires para el desarrollo sustentable del área, que contempla el crecimiento económico del lugar preservando la integridad ambiental.
Si a este puerto, hoy usado con fines casi exclusivamente deportivos, le sumamos hacia el Sur el de Olivos y el vial costero de Vicente López; hacia arriba, la catedral y el casco histórico de San Isidro; y hacia el Norte, el Canal San Fernando y más allá el Puerto de Frutos de Tigre, podemos terminar de definir un hermoso paseo jalonado por lugares de condiciones paisajísticas excepcionales. El hilo conductor, el que enhebra las cuentas de este collar virtuoso, es la avenida del Libertador, que ya de por sí, con su bóveda de frondosas tipas, es una de las arterias más bellas de Buenos Aires.
La llegada a estos lugares no es directa, hay que descubrirlos. Como alguna vez Rubén Cherny reflexionó en las páginas de ARQ: “La relación ciudad-río se produce, en las zonas suburbanas, de un modo perpendicular a la costa; institucionalizada por la práctica y la noción de la “bajada al río”. Solo en el tramo del nuevo vial costero de Vicente López que corre paralelo a la costa, la relación con el río es directa, como Costanera Norte o, del otro lado del charco, la de Montevideo.
Desde hace muchos años, por iniciativa del arquitecto Horacio Baliero, en los talleres de Arquitectura de la UBA venimos explorando estos temas. En el caso del puerto de San Isidro trabajamos con la necesidad de ordenar y reacomodar los clubes naúticos, sus guarderías y estacionamientos para que no invadan todo el terreno de la península que reservamos para diseñar un gran parque público, como un Palermo sobre la costa. En relación al agua, manejamos dos situaciones: el canal artificial, visto como una “calle de agua” por la que circulan las embarcaciones; y la costa sobre el río. Los estudiantes crean paseos diversos, para caminar junto al canal y a los veleros escuchando el repiquetear de sus obenques; y el otro, a río abierto, para disfrutar de su singular horizonte infinito. Así aparecen dibujos y maquetas con todo un sistema de ramblas, caminos, senderos y marinas que permiten recorrer y disfrutar de los lugares del puerto.
Aunque se preste a la polémica, en el parque también agregamos construcciones: puestos para comer choripán junto al río, baños y algún que otro edificio público, sea un museo naútico, una biblioteca, un auditorio, algo que sume carácter y actividad. La parte del canal es tratada en forma casi urbana. Hacia un lado, la rambla con los clubes y las marinas que remata finalmente en un espigón que tiene una vista excepcional del skyline de Buenos Aires; hacia el otro, la ciudad llega con construcciones que le hacen de telón de fondo al puerto y construyen un “zócalo” con restaurantes con mesas afuera, galerías de arte, comercios naúticos, entre otras funciones para darle vitalidad y atractivo al paseo.
Hay estudiantes que proponen mantener las areneras y reciclarlas para marcar la memoria productiva del puerto. Algo así propuso el arquitecto Julián Bonder en este taller cuando era estudiante en 1985. Bonder es, junto al artista polaco Krzysztof Wodiczko, autor del Memorial por la Abolición de la Esclavitud en Nantes. Una conmovedora obra que resignificó el puerto sobre el Loire en donde eran embarcados masivamente esclavos. Recuperaron 350 metros de la banquina cuya estructura inferior ahora se inunda y “purifica” con cada crecida del río.
Fuente: http://arq.clarin.com
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